Eléctrico, autónomo y conectado: así será el coche del futuro, que además incorporará más plástico para ser más eficiente y menos contaminante. Si bien los vehículos de combustión tal y como los conocemos hoy en día aún tienen un largo recorrido, el camino hacia nuevas formas de movilidad ya ha empezado: las ventas de vehículos eléctricos crecen, la matriculación de modelos híbridos se dispara y, en definitiva, todo apunta a que estamos ante el inicio de un cambio de modelo.
Los datos corroboran esta tesis: según el informe Electric Vehicle Outlook 2019, elaborado por BloombergNEF, en 2040 habrá 56 millones de coches eléctricos en todo el mundo, lo que representaría el 57% de las ventas de automóviles.
Las actuales regulaciones gubernamentales, cada vez más estrictas, para cumplir con la reducción de emisiones de carbono establecida por la Comisión Europea en 2050 obligan a los fabricantes a diseñar vehículos más eficientes y menos contaminantes. Electricidad y ligereza son los dos punto clave para cubrir esta demanda.
Vehículo eléctrico
A nivel técnico, los requisitos de enfriamiento EV de los coches eléctricos son distintos a los de los vehículos de combustión, lo que permite eliminar la rejilla frontal o la defensa delantera. Por tanto, en el coche del futuro, el plástico jugará un papel principal en el diseño, tal y como apunta el informe Plastics in Motion with Today’s Trends in Transportation, publicado por la Asociación de la Industria del Plástico Plastics; Washington DC, que recoge el testimonio de los principales fabricantes de automóviles.
Libertad de diseño
En cuanto al diseño, tal y como afirma en el mencionado informe Brian Krull, Director de Innovación Global Director of Innovation de Magna International, “en 2025 más de la mitad de los coches fabricados tendrán una compuerta trasera, bien sea un tren de fuerza eléctrico o tradicional”. El uso de plástico en componentes de automoción permite a los diseñadores de vehículos una libertad de creación ilimitada, imposible con los metales tradicionales como el aluminio o el acero. De hecho el plástico puede mejorar, en gran medida, el diseño y el atractivo estético de los coches, sin perder seguridad y resistencia, para satisfacer las expectativas emocionales de los compradores.
Más ligero: más plástico
En este sentido, investigadores londinenses de IHS Markit prevén que en 2020 los vehículos incorporarán 150 kg más de plásticos, situándose en los 350 kilogramos por vehículo, en comparación a 2014 (200kg).
Por ello, la tecnología de moldeado por inyección de termoplásticos será la principal elección de los fabricantes, ya que permitirá crear piezas plásticas atractivas menos pesadas, "entre un 25 y un 40 por ciento menos" según apunta Krull, a diferencia de los diseños de acero tradicionales.
Asimismo, el automóvil del futuro también recurrirá al plástico para contener y proteger las tecnologías autónomas dentro del vehículo tales como el GPS o la cámara de visión.