La epidemia de COVID-19 ha tenido un impacto muy significativo en el funcionamiento de muchos sectores importantes de la economía mundial, entre ellos la industria de la automoción.
Los principales efectos negativos a corto plazo han sido la interrupción de las cadenas de suministro y la desaceleración de la producción. No obstante, aunque parezca contradictorio, la pandemia también ha originado cambios positivos a largo plazo, como el desarrollo de nuevos productos.
El mercado mundial de la industria automotriz antes y después del COVID-19
Para poder analizar objetivamente el impacto del brote de COVID-19 en la industria de la automoción, lo primero que hay que conocer es el tamaño de dicha industria a nivel mundial.
Según las estadísticas, la industria automotriz genera más de 14 millones de puestos de trabajo únicamente en Europa, 8 millones en los EEUU y 5 millones en China.
La industria de la automoción se estructura a modo de compleja red de cadenas compuesta por: los fabricantes del producto final, los proveedores de componentes de primer, segundo, tercer y posteriores niveles y los distribuidores. El último eslabón lo conforma el cliente final.
Los confinamientos y restricciones provocados por el coronavirus, a partir del año 2020, han provocado el cierre de algunas fábricas, retrasos significativos en las entregas e importantes pérdidas económicas para muchas empresas.
Solo en el Reino Unido, la industria automotriz se ha reducido hasta en un 29% en solamente un año. Según el análisis de la industria automotriz global, el mercado de la automoción en Europa necesitará alrededor de 10 años para alcanzar el tamaño de 2019.
Por el contrario, la industria automotriz en China ha experimentado pérdidas menores, convirtiéndose en líder mundial con una tasa de producción de casi 49 automóviles por minuto. Una cifra espectacular, sobre todo si la comparamos con los resultados de países como EEUU, que no llega a 21 vehículos por minuto o los apenas 9 unidades de Alemania. Además, la recuperación de China tras la pandemia ha sido sorprendentemente rápida.
En definitiva, el principal desafío de la automoción para los próximos años será relanzar la producción, aunque también existen otros retos. La pandemia ha dejado una huella mucho más profunda en las expectativas y el comportamiento de los clientes. Vamos a analizarlos.
Micromovilidad: la nueva tendencia en el mercado automotriz mundial
El efecto más evidente de la pandemia en las grandes ciudades ha sido un cambio masivo del transporte público al transporte individual: ya sea coche, moto o incluso patinete o bicicleta. Esto no es de extrañar, ya que el uso de medios de transporte individuales genera un riesgo de infección mucho menor.
El carsharing (coche compartido) también ha sufrido un gran retroceso por el miedo al contagio. Aunque se espera que vuelva a lograr el esplendor de hace unos pocos años, una vez la pandemia haya remitido completamente.
Este contexto es muy propicio para el desarrollo de la micromovilidad, modalidad de transporte para distancias cortas o medias a través de vehículos muy ligeros. Los principales ejemplos son: monopatines eléctricos, bicicletas tradicionales o con un pequeño motor eléctrico, ciclomotores de baja cilindrada, etc.
Según estimaciones de la consultora McKinsey, la micromovilidad es una tendencia reciente en la tecnología automovilística mundial, que seguirá creciendo en los próximos años.
En relación con el problema del crecimiento del tráfico y de las emisiones de CO2 en las zonas urbanas, un reto importante es la ampliación de la red de recarga de coches eléctricos. La solución efectiva de este problema es clave para para que se conviertan en el principal medio de transporte individual, en sustitución de los vehículos de combustión interna.
Según los cálculos de la Comisión Europea, el objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 50% para 2030 es factible. Pero para ello se debe alcanzar la cifra de unos 6 millones de puntos de recarga para coches eléctricos en toda la Unión Europea.
En la actualidad, apenas existen unos 225.000 puntos de recarga, con problema añadido que el 70% se concentran en solo tres países: Países Bajos, Francia y Alemania. A modo de comparación, en China hay actualmente más de 330.000 cargadores públicos para coches eléctricos.
Pronóstico de la industria automotriz mundial en el contexto del transporte verde y la reducción de CO2
Según el Pacto Verde Europeo, el nivel medio de emisiones generado por los turismos nuevos matriculados en la Unión Europea debería descender un 37,5% en 2030.
El informe Electric Vehicle Outlook 2020, elaborado por BloombergNEF, indica que las emisiones de CO2 seguirán creciendo hasta 2033. A pesar de que la industria automotriz mundial está experimentando una intensa electrificación.
Esto significa que es necesario revisar los requisitos actuales y aplicar nuevas medidas para acelerar el proceso de sustitución de los automóviles con motor de combustión por eléctricos. El informe indica también que habrá más de 500 nuevos modelos de coches eléctricos en el mercado antes de 2022. Pese a que las crisis del COVID-19 aún no ha remitido.
Cada vez más fabricantes declaran que, antes del 2030, producirán exclusivamente vehículos eléctricos. El objetivo es lograr la neutralidad climática completa.
Existen también proyectos alternativos a la combustión interna por gasolina o gasoil, como la creación de un nuevo biocombustible ecológico generado a base de algas.
Polipropileno Expandido: la solución para un futuro verde de la tecnología automotriz global
Uno de los grandes desafíos de la industria automotriz mundial es la reducción del peso de los vehículos. Esto permitirá, por un lado, reducir la combustión y las emisiones de CO2 de los coches propulsados por motores tradicionales. Por otra parte, se conseguirá aumentar la autonomía de los coches eléctricos.
Se necesitan nuevas tecnologías para reemplazar los materiales tradicionales de la carrocería. Uno de ellos podría ser, por ejemplo, los componentes metálicos ligeros. El problema es que hoy por hoy, son relativamente caros, por lo que aumentan el precio final de los coches.
Un material importante para el futuro de la industria automotriz que ya está disponible y no requiere tecnologías de procesamiento complejas es el Polipropileno Expandido (EPP).
Este material ultraligero, que tiene un 95% de aire por volumen, ya se utiliza en una amplia gama de componentes de la carrocería. Como por ejemplo: amortiguadores de parachoques, rellenos de asientos, suelos, techos interiores, paneles de puertas y tapas de maletero. En comparación con los elementos producidos a partir de espumas tradicionales, son hasta un 60% más ligeros, lo que permite una reducción real del peso del automóvil.
Tecnologías innovadoras y ecológicas, como por ejemplo el procesamiento de polipropileno con el uso de vapor de agua que circula en un círculo cerrado, permite un ajuste muy flexible de la presión de la espuma. En consecuencia, se logra una reducción de la densidad del material y del peso de vehículo.
La versatilidad, la economía de producción y la total reciclabilidad de este material lo convierten en una solución para el futuro verde de la industria automotriz. Además, aporta otras ventajas, como una mayor resistencia mecánica o un mayor aislamiento térmico.
El EPP es un material doblemente ecológico. Al ser muy flexible y a la vez resistente, puede utilizarse para fabricar el embalaje de transporte de los componentes reciclables y retornables. Sin duda, se trata de una gran solución para garantizar la seguridad de los componentes, reducir los residuos de embalaje y optimizar costos.