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Eléctrico, autónomo y conectado: así será el coche del futuro, que además incorporará más plástico para ser más eficiente y menos contaminante. Si bien los vehículos de combustión tal y como los conocemos hoy en día aún tienen un largo recorrido, el camino hacia nuevas formas de movilidad ya ha empezado: las ventas de vehículos eléctricos crecen, la matriculación de modelos híbridos se dispara y, en definitiva, todo apunta a que estamos ante el inicio de un cambio de modelo.

En 2013, Toyota presentaba el modelo ME.WE, un coche conceptual cuya filosofía era “eliminar lo sobrante”. Simplificar en todo lo posible para maximizar la comodidad, abaratar costes y reducir la huella ecológica a la mínima expresión. Para ello era imprescindible sustituir los materiales utilizados tradicionalmente en el sector automoción por otros más ligeros y sostenibles.

Parachoques, amortiguadores, reposacabezas, rampas antideslizantes y elementos de suelo son solo algunos de los componentes para los que los fabricantes de automóviles eligen el polipropileno expandido (EPP).

Estudios realizados por empresas de demoscopia demuestran que los coches familiares son el tipo de vehículo habitualmente más comprado en Europa. Esto significa que un maletero versátil es un criterio importante a la hora de elegir un coche. Los accesorios para el maletero deben ser resistentes y ligeros; los que son fabricados con plásticos innovadores, como el polipropileno y el poliestireno expandido, cumplen esas dos condiciones, además de mejorar su comodidad de uso.

La precisión y la sostenibilidad son dos de las principales ventajas que ofrece el moldeado por inyección en la industria de la automoción. La fabricación de componentes de materiales polímeros con esta técnica está ampliamente extendida en el sector. Esto ocurre por las cualidades que ofrece al fabricante.