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Pese a la emergencia sanitaria, social y económica provocada por el COVID-19 en prácticamente todo el mundo, las ventas de coches eléctricos en Europa continúan a buen ritmo. Los factores que actúan a favor del creciente interés por los vehículos con propulsión alternativa a la combustión de gasolina o diésel son varios, siendo dos de los más determinantes las ayudas y subvenciones promovidas por la Unión Europea y la seguridad de sus componentes, fabricados algunos de ellos de Polipropileno Expandido (EPP).

La alta calidad es un valor en sí mismo que esperamos en casi todas las áreas de la vida. Por este motivo, para poder competir eficazmente, así como conseguir y fidelizar clientes, las empresas deben ser capaces de satisfacer las cada vez más exigentes demandas en cuanto a calidad y mejora continua.

Las baterías son sistemas de almacenamiento de energía incorporados en una amplia variedad de vehículos, pero juegan un papel clave en el caso de los automóviles eléctricos. Las tecnologías responsables de su funcionamiento se desarrollan constantemente y los diferentes tipos de baterías varían en aplicación y especificaciones.

Aunque en las carreteras de la Unión Europea el número de fallecidos es mucho más bajo: 49 muertes por millón de habitantes, por lo que se consideran las más seguras del mundo, lo cierto es que la tendencia a la baja del número de accidentes mortales en territorio europeo se ha ralentizado en los últimos años.

Luchar por el consumidor en el sector de la automoción no es fácil. Es hora de encontrar soluciones profesionales que sean capaces de transformar los vehículos que se producen.