Las medidas para reducir el CO2 en el sector de la automoción requieren conocimiento, compromiso e instalaciones adecuadas. Descubre las soluciones que combinan todos estos aspectos.
La movilidad de las personas es responsable de la generación de un gran volumen de emisiones perjudiciales para el medioambiente. Para resolver este grave problema es imprescindible realizar inversiones que garanticen el suficiente desarrollo de motores eléctricos y de hidrógeno. Esta es la línea de trabajo a seguir para reducir, de forma significativa, la producción de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero en el sector de la automoción.
¿Cuánto gas de efecto invernadero produce realmente la industria de la automoción?
Diferentes estudios concluyen que, en conjunto, el transporte genera alrededor del 25-30% de la proporción anual de las emisiones totales de CO2 en la Unión Europea. Sin embargo, es muy probable que estos porcentajes se queden cortos, ya que se basan en la contaminación generada exclusivamente por el transporte. Pero no se tiene en cuenta la actividad industrial del sector de la automoción y la generada para proveer de la suficiente gasolina o gasoil a los automóviles de combustión.
La realidad es que, en la práctica, las emisiones generadas por el sector de la automoción en su conjunto pueden llegar a ser sorprendentemente altas. Mantener el actual mercado de automóviles de combustión implica: transportar petróleo de África a Europa, producir electricidad en centrales eléctricas de carbón no respetuosas con el medioambiente, fabricar una gran cantidad de componentes de vehículos e incluso mantener la infraestructura asociada a la transmisión de gas natural. El coste medioambiental de generar todo esto es, hoy en día, excesivamente alto. En definitiva, las emisiones de CO2 relacionadas con la automoción son enormes, pero las estadísticas oficiales no muestren el alcance total del problema. En la actualidad, las estrategias para reducir las emisiones asociadas al sector del transporte están relacionadas, sobre todo, en provocar cambios en los hábitos de viaje y en la modernización del sistema de transporte. Pero si de verdad queremos solucionar el problema, la atención debe enfocarse en transformaciones más generales y profundas.
¿Cuánto CO2 generan los automóviles?
La cantidad de CO2 producida por un automóvil en particular depende de muchos factores, por lo que es un dato complicado de determinar. Lo que no cabe duda es que, dentro del sector del transporte en general, los automóviles de pasajeros son los que, en conjunto, generan la mayor cantidad de dióxido de carbono. El tráfico de vehículos por carretera representa el 72% de las emisiones totales, mientras que los turismos son responsables de hasta el 60,7% de esta cifra (según datos del Parlamento Europeo correspondientes al año 2016). Por lo tanto, el transporte terrestre representa el 43,7% del valor total, un porcentaje considerablemente mayor que el transporte marítimo (13,6%) o el transporte aéreo (13,4%). Es un hecho irrefutable que los automóviles generan una enorme cantidad de CO2. Además, las previsiones sobre las emisiones de los vehículos de pasajeros para las próximas décadas no son optimistas. Se calcula que se mantendrán en un nivel similar o incluso que aumentarán, en lugar de disminuir.
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¿Cómo reducir la huella de carbono?
Las emisiones de carbono de los automóviles y camiones contribuyen enormemente a las emisiones totales de CO2. Por lo tanto, es muy recomendable seguir las indicaciones de la Comisión Europea recopiladas en el documento: "Una estrategia europea para la movilidad de bajas emisiones". Se trata de un conjunto de directrices pensadas para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, algunas de ellas destinadas al aumento de la eficiencia del sistema de transporte.
En Europa, los hábitos de desplazamiento no favorecen la ecología ni la sostenibilidad, ya que la mayoría de los conductores continúan viajando solos. En este contexto, la implementación de fuentes de energía alternativas puede ser la solución ideal para reducir notablemente el volumen de emisiones emitidas a la atmósfera. No obstante, vale la pena señalar que si la demanda de energía asociada con el desarrollo de vehículos eléctricos excede nuestra capacidad de producción en términos de energía verde, no podremos reducir nuestra huella de carbono de manera significativa. Por este motivo, es importante trabajar en alternativas a la electrificación, como por ejemplo mejorar los motores de combustión interna para que sean menos contaminantes o buscar fuentes de energía alternativas y ecológicas, siendo el hidrógeno y los biocombustibles los dos principales ejemplos.
En todo caso, hay que tener claro que lograr una transición rápida a los vehículos eléctricos no es sencillo. Hay muchos factores en juego e intereses de todo tipo a considerar, además de un déficit actual de infraestructuras adecuadas, especialmente puntos de recarga. Es necesario lograr el equilibrio a través de un desarrollo debidamente planificado.
El papel de las marcas de vehículos es fundamental, siendo absolutamente necesario que enfoquen una gran parte de sus inversiones y recursos humanos y tecnológicos en la electrificación y la mejora de la ecología de la producción. La reducción de CO2 es un asunto crucial que nos compete a todos. Por lo tanto, vale la pena apostar por soluciones que combinen innovación y sostenibilidad, permitiendo acelerar el despliegue de vehículos eléctricos.
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Soluciones automotrices de Knauf para reducir las emisiones de CO2
Para darle un empujón definitivo a la electrificación de la movilidad son necesarias acciones rápidas y decididas. Para que esto sea posible, se requiere un desarrollo equilibrado basado en tecnologías modernas e innovadoras. Los componentes de Polipropileno Expandido desarrollados por Knauf Automotive para los vehículos eléctricos ofrecen una excelente absorción de impactos, así como también un gran aislamiento eléctrico y térmico. Además, suponen una alternativa más ligera y resistente los materiales convencionales. El EPP puede contribuir, en gran medida, a mejorar la calidad de los vehículos eléctricos por muchas y variados argumentos. El uso de estos materiales promueve una mayor seguridad de los pasajeros y también aumenta la durabilidad y la resistencia a factores externos de componentes clave como las baterías. Por otro lado, el Polipropileno Expandido es totalmente reciclable y representa una excelente alternativa ecológica a las materias primas convencionales.
El Polipropileno Expandido es un material ecológico, que no necesita un gran aporte de energía, ni tampoco el uso de una gran cantidad de materias primas para la construcción de los distintos componentes, lo que asegura la sostenibilidad y la optimización de recursos. Otro punto a favor es que, especialmente si se combina con soluciones de Industria 4.0 desarrolladas por Knauf Automotive, la producción de componentes con EPP no implica altas emisiones de CO2. En consecuencia. el EPP brinda la oportunidad de reducir tanto la huella de carbono del sector de la automoción como el consumo de materias primas. Nos encontramos, por lo tanto, frente a un material doblemente ecológico.